Curitiba, la ciudad más grande del sur de Brasil

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A pesar de que Savio nos alcanzó en auto hasta la terminal de buses de Blumenau, casi casi perdemos el micro. En el camino, fuimos ideando el plan: una vez estacionado el auto, Vane, con cédulas de identidad y pasajes en mano, saldría corriendo para encontrar el micro y pedirle al conductor que nos esperara. Mientras, Savio y yo bajaríamos la valija, mochila, guitarra y demases, y correríamos atrás de ella como pudiéramos.

Así fue. Corrimos como nunca, y nos dijimos a nosotras mismas que no queríamos repetir esa experiencia. Nos costó unos 5 a 10 minutos recuperarnos de la corrida, entre risas nerviosas…

Cuando llegamos a Curitiba, después de un viaje con altos y bajos, con paradas inusuales y semi discusiones con el conductor, nos recibió Caetano, nuestro nuevo amigo de Couchsurfing.

Nuestra primera salida fue por la zona, salimos a cenar con él lo que descubrimos que era un «pancho prensado», jeje, así como suena, una salchicha cuadrada, con cualquier tipo de ensalada o acompañamiento que se puedan imaginar (es más, lo van a tener que imaginar porque no tenemos fotos!! :P)

La ciudad de Curitiba es muy interesante. Es una de esas ciudades donde hay de todo para hacer: un paseo por un Jardín Botánico excepcional, con un invernadero inmenso e impresionante; el centro histórico con su pinta colonial; museos enormes como el de Niemeyer; torres con vistas panorámicas de la ciudad… Es imposible poder describir toda la ciudad, porque apenas tuvimos unos poquitos días para poder apreciar ciertas partes, pero se nos ocurrió armar lo siguiente:

Lindo, ¿no?

centro histórico de Curitiba

mezcla arquitectónica en blanco y negro

Centro histórico de noche

Lista de cosas que siempre nos recordarán nuestro paso por Curitiba

*Cuando fuimos al pub más famoso del centro de la ciudad, «Aos Democratas», conocimos a un mozo muy copado que, a pesar de que el lugar estaba estallando de gente, nos consiguió una mesa muy bien ubicada en el sector VIP. Y cuando decidimos buscar una opción para no gastar tanto, elegimos una copa de caipirinha un poquito más grande para compartir… pero no esperábamos que fuera el trago de caipirinha más grande que hubiéramos visto en nuestras vidas!! jeje, nuestras caras de «¿¿y ahora, cómo nos tomamos todo esto??»  deben haber sido impagables (tendríamos que preguntarle al mozo.. jeje).

*En ese mismo pub, estaba tocando una banda muy copada , y en particular nos divertía uno de sus integrantes, con los gestos y forma loca de bailar (les dejo un videíto para ver si descubren cuál era…)

El videíto

 

*Es considerablemente difícil encontrar un localcito en el centro histórico donde poder tomar café. A la tardecita, cuando entran esas ganas de un cortadito, recorrimos alrededor de cinco o seis lugares donde los empleados nos miraban con cara de «¿qué me están pidiendo?» y cuya respuesta era siempre la misma:  «Acá servimos cerveza, ¿quieren?». Sin embargo, esa fue la razón por la que encontramos un pequeñísimo lugar donde se vendían libros usados, y terminó siendo uno de esos lugares especiales, donde se juntan la literatura con el aroma a café recién servido… 

un cafecito escondido entre libros

*En la torre de Oi, una empresa de telecomunicaciones, y que alberga al museo del teléfono, hay acceso a la planta superior desde donde se puede apreciar una vista panorámica de la ciudad. Ese día Vane perdió su cámara… imagínense que no es nada agradable darse cuenta de eso y no saber dónde fue… pero después de deliberar bastante, terminamos llamando a la torre de Oi para ver si había quedado allí… ¡y sí, ahí estaba! Otro turista la había encontrado y dejado en recepción. Nos quedamos pensando que en Buenos Aires hubiera sido muy difícil dar de vuelta con la cámara… nos sorprendimos gratamente…

caminando por la torre de Oi

*Vane hizo su primer pedido de pizza a domicilio en portugués, jeje.. sí, llevamos cuenta de estas cositas, estábamos de vacaciones, ¿vio? Y nos llamó la atención que nos preguntaran si queríamos pagar con débito/crédito en la entrega… decíamos: «¿se van a venir con el posnet hasta acá?» Y sí, nos sorprendió en todo momento encontrar un Brasil súper bancarizado, con acceso a pago con tarjetas hasta en las ferias artesanales.

Para ver todas la selección de fotos de Curitiba, pueden hacer click en el siguiente link: Fotos Curitiba

Cervecita alemana en Blumenau

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No sin pena nos despedimos de la playa y continuamos nuestro recorrido.

Llegamos a una ciudad que parecía recortada de una postal alemana, para ser pegada en pleno territorio brasilero.

Fuimos muy bien recibidas por nuestro amigo de Couchsurfing, Savio, que nos hizo sentir como en casa, y después de acomodar las cosas, de vestirnos como turistas, salimos a caminar por la ciudad.

Una de las cosas que nos contó Savio es que, aunque no se note tanto, la mayoría de las fachadas de «ladrillo y madera» son en verdad edificaciones comunes con la «decoración» simulando ladrillo y madera. Luego de ese dato, comenzamos a ver las casas y edificios de otra manera… y ¡comprobamos lo que nos estaba diciendo! Si no, fíjense en la siguiente foto:

¿Quién hubiera pensado que iba a ser «falsa», no?

Blumenau es una ciudad tranquila, muy ordenada y una de las «menos brasileras» que conocimos. Tiene también sectores con un dejo bohemio, mucho gusto por el arte y la cultura. De hecho, una noche fuimos a tomar algo a un barcito que nos hizo acordar mucho a algunos rincones de Buenos Aires: decoración tipo vintage, detalles de esos que vas notando sólo después de mirar tres o cuatro veces… media luz, música chill out y esa sensación de haber estado en ese lugar antes…

Ah, eso sí, esta ciudad tiene algo que es característico de los pueblos alemanes: muy buena cerveza artesanal. Probamos cerveza de trigo, negra,  y algunos tragos de este bar como caipirinha de mandarina y albahaca, entre otras.

Bar bohemio en Blumenau

En Blumenau pasamos unos días tranquilos, caminando, sacando fotos, leyendo, muy tranquilas, intercambiamos música, aprendimos palabras del «slang/vulgar» brasilero, vimos una película muy bizarra en la que actuaba Sean Penn y encontramos un poema dedicado al tango en un túnel…

Y algo que nos hizo pensar… «sí, teníamos que venir a este lugar, a conocer a Savio», es que apenas entramos en su casa vimos que tenía un grafitti en el living: uno con el que nos sentimos muy identificadas…

El lema de nuestro viaje: «If not now, then when? / Si no es ahora, ¿entonces cuándo?»

¿Casualidad o causalidad?

¿Y si nos quedamos unos días más?

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Una de las grandes ventajas de nuestro viaje es que, por primera vez en muchísimo tiempo, no tenemos que estar obligatoriamente en un determinado lugar en una determinada fecha, ni experimentar esa triste sensación de que tus vacaciones están inevitablemente llegando a su fin y que tenés que volver a la realidad de siempre. Entonces la pregunta es simple: ¿me puedo quedar más tiempo en este lugar que me está gustando tanto? Y el “Sí” nos lo dio el dueño de casa.  Es por eso que nos quedamos un poquito más de lo previsto y así disfrutamos de la playa y el calor que estábamos esperando (después de todo, el tour se llama “Chasing the summer” por algo, ¿no?)

Nuestro anfitrión superó todas las expectativas: no sólo nos abrió las puertas de su casa con total confianza sino que también nos llevó a recorrer Floripa y nos hizo apreciar aún más el verdadero espíritu “Couch Surfer”. Cuando llegamos, en la casa ya se estaban hospedando 3 amigos franceses y una pareja de una francesa + un inglés. Unas horas después de que llegáramos nosotras, llegaron una señora de São Paulo y su amiga argentina (se puede decir que era una especie de Gran Hermano internacional). Ese mismo sábado cenamos los 10 juntos y nos fuimos de joda a una “boite” de samba (¡yay, cómo me gusta!) Bailamos mucho, mucho, mucho y tomamos algunas típicas caipirinhas, claro.

De la isla recorrimos la parte norte: las playas de Ponta das Canas, Praia Brava, Ingleses. La parte este: Barra da Lagoa, Praia Mole, Joaquina. Un día nos tomamos un barquito en Lagoa da Conceição para llegar a Costa da Lagoa,  en donde hicimos una caminata pudiendo apreciar paisajes increíbles desde los morros de la isla. Conocimos también el centro histórico y comimos mucho, pero mucho pescado.

    

Los días que nos tocaron fueron lindísimos: cielos despejados, calor, la playa a tan sólo 100 metros y los roomies copadísimos. ¿Qué más podíamos pedir?

En pocas palabras,  como diría Matt, el couchsurfer inglés: “What a shitty life!”  

   

Nuestro paso por Chapecó

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Sábado 7 de Abril, 11.36 am

Estamos en la ruta camino a Blumenau, salimos a las 11 .00 hs  puntual de la “rodoviária” de Floripa.

Me decido a aprovechar el tiempo de viaje para actualizar el blog, que tuvimos un poquito olvidado en esta última semana. Es que tuvimos nuestras razones: ¡estuvimos muy ocupadas disfrutando de las lindas playas de Florianópolis! Pero antes de contar nuestras primeras aventuras couchsurferísticas en esta ciudad, paso a relatar nuestra estadía en Chapecó, más conocida como “Yapeyú” para nuestros amigos.

Antes que nada, hay que decir que nuestros amigos Lu y Fe (de ahora en adelante nos referiremos a ellos como “mamai” y “papai”) nos hicieron sentir como en nuestra propia casa desde el primer día. Compartimos siempre almuerzos, cenas, salidas y muchos momentos inolvidables. En cuanto al arte culinario, el intercambio de culturas fue evidente: cocinamos desde milanesas con puré hasta feijoada, desde pastel de papas hasta el típico asado gaúcho y de postre siempre había alguna delicia argentina como titas, alfajores o dulce de leche (para no extrañar tanto).

En esta ciudad, también logramos comenzar con los trámites de la residencia permanente brasileña. Sacamos el CPF (equivalente al CUIL nuestro) que permite, entre muchas otras cosas, abrir cuenta en un banco, comprar un chip para el celular o pasajes más económicos, por ejemplo.

Visitamos el centro histórico de Chapecó, el museo, bailamos mucho “gata brasileira”, hicimos ejercicio en el “Ecoparque”, vimos pagode, conocimos couchsurfers chapecoenses, fuimos a la “Trilha do Pitoco”*, volvimos a ser niñas en los juegos del “Parque das Palmeiras”, hicimos algo de bijoux, aprendimos palabras nuevas en portugués y entonces, un día llegó la hora de irnos. El viernes 30 de marzo partimos para el segundo destino de este tour: Florianópolis.

Llegamos el sábado alrededor de la 1 am, pasamos la noche en la casa de la mamá de papai y, por la mañana, partimos para llegar a la casa del primer host de CouchSurfing que nos hospedaría en este viaje. Tenemos que confesar que llegar desde Campeche (parte sudeste de la isla, donde estábamos) hasta Cachoeria de Bom Jesus (bien hacia el norte) fue un poquito complicado por la cantidad de equipaje que llevamos: una valija, una mochila, una guitarra, dos mochilas de mano, 1 bolso y otra bolsa chica. Por suerte encontramos caballeros que nos ayudaron a subir y bajar las cosas, ya que nos tomamos 2 buses para llegar de un lado al otro (¡y tardamos bastante!).

En la terminal de Canasvieiras nos estaba esperando nuestro host, Luiz, y a partir de ahí, empezamos a disfrutar de nuestra primera ciudad “playística” del recorrido.

*Mirá las fotos para saber de qué se trata